martes, 24 de noviembre de 2015

Reflexiones en torno a la Bula “Misericordiae Vultus” 2 PARTE

Estas reflexiones sobre la Bula papal disponiendo acerca del Jubileo Extraordinario de la Misericordia se comprenderán mejor si tiene a mano el texto de la misma. Ábrala en otra pestaña haciendo click



Para reafirmar el concepto de misericordia, en el Número Once se cita en dos ocasiones la Encíclica “Dives in misericordia” de Juan Pablo II.

Pero resulta una pena que el párrafo más sugerente de dicha Encíclica no haya sido escogido para su reproducción, y es el siguiente: “Cuanto más se centre en el hombre la misión desarrollada por la Iglesia; cuanto más sea, por decirlo así, antropocéntrica, tanto más debe corroborarse y realizarse teocéntricamente, esto es, orientarse al Padre en Cristo Jesús. Mientras las diversas corrientes del pasado y presente del pensamiento humano han sido y siguen siendo propensas a dividir e incluso contraponer el teocentrismo y el antropocentrismo, la Iglesia en cambio, siguiendo a Cristo, trata de unirlas en la historia del hombre de manera orgánica y profunda.”

Esto debe leerse en clave del comentario realizado en este Blog, en la primera entrega, que predicaba sobre el número cuatro de la Bula: “Por último, he ahí expuesto abiertamente el error que se repite machaconamente como una verdad indiscutible en casi todas las comunicaciones actuales de los Papas: la Iglesia existe para servir al hombre. ¡Qué gran confusión! La Santa Iglesia existe para servir a Dios. Nuestra única razón de ser y existir es precisamente ese servicio.”

El número catorce atañe especialmente al nombre de este Blog “Mientras peregrino”, pues comienza así: “La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo”. Establece además -en la mirada de SS Francisco- las etapas de la peregrinación, mediante la cual es posible alcanzar la misericordia, y finaliza repitiendo el lema del Año Jubilar o Santo: misericordiosos como el Padre.

El número quince es un hermoso texto que alude a las obras de misericordia, tanto las materiales como espirituales, pero lamentablemente, tal como ya ha sido comentado en la primera parte de este post, exuda por todos sus poros el léxico y la dialéctica de la “Teología del Pueblo”.

La teología del pueblo es una corriente teológica nacida en la Argentina tras el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (Colombia, 1968) como rama autónoma de la teología de la liberación que, según varios autores, ha influido fuertemente en el pensamiento del papa Francisco. Entre los principales teólogos de teología del pueblo se destacan Lucio Gera, Rafael Tello, Justino O'Farrel, Juan Carlos Scannone y Carlos María Galli.

La teología del pueblo toma la crucial "opción preferencial por los pobres" de la Teología de la liberación, pero se diferencia de ésta por no poner el centro en la categoría de la "lucha de clases", sino las nociones de "pueblo" y "antipueblo" y las particularidades que toman las luchas populares y la cultura en América Latina. La teología del pueblo sostiene que a partir de la globalización y la profundización de los procesos de exclusión, la "opción preferencial por los pobres" debe expresarse como "opción preferencial por los excluidos".

El teólogo jesuita Juan Carlos Scannone, fundador de la Filosofía de la liberación y de la teología del pueblo, ha dicho que el papa Francisco ha tomado de ésta última su noción de "pueblo" como "figura poliédrica" en la que cada cultura tiene algo que aportar a la humanidad y donde se respetan las diferencias.[1]

Algunas exudaciones:
·       …cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales
·       Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos.
·       …las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad
·       …los pobres son los privilegiados de la misericordia divina

Ante el texto, se hace necesario señalar algunos equívocos: hermanos nuestros son solamente aquellos bautizados y que permanecen en comunión dentro de la Santa Iglesia. Los demás hombres pueden ser prójimo, criaturas de Dios, semejantes, pero no hermanos en sentido lato. Este equívoco proviene de SS Pablo VI quien dijo “Todo hombre es mi hermano”[2]

Por otra parte, y así como se indicara en el post de la primera parte de este análisis, la predilección de Nuestro Señor por los pobres es por los que no tienen nada porque todo lo esperan de Dios. Son los pobres de espíritu. No los excluidos.
De los diez leprosos que cura Jesús (excluidos por la sociedad por excelencia), sólo uno vuelve y es salvado.
Zaqueo, excluido por ser publicano, era muy rico, pero se salva por desprenderse de su apego a la riqueza y por su intención de reparar su culpa (si a alguien he perjudicado…)

Un Siervo de los siervos de Dios que adhiera de esta forma a la Teología mencionada, se erige en un serio escollo en el derrotero de la Iglesia Peregrina. Quiera Dios Padre que su corazón sea iluminado por el Santo Espíritu y abandone la visión horizontal y equívoca que vertebra cada una de sus prédicas actuales.

El número diez y siete contiene un hermoso texto acerca de los confesores, y sirve de introducción al número diez y ocho, donde se introduce la figura de los confesores Misioneros de la Misericordia, a quienes se le da la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica.

Lo que el texto no dice, quizás porque se consideró que no era “simpático” es que estos pecados, y otros reservados a la consideración de los obispos, requieren primero el levantamiento de la excomunión “latae sententiae” o automática en que incurrieron los pecadores.
Tampoco se diferencia entre “delito canónico” y pecado. Para ello, confróntese el Código de Derecho Canónico[3]
 
¿No hubiera sido conveniente que la Bula mencionara que en circunstancias ordinarias, una mujer que aborta y aquellas personas que la ayudan o asisten directa o indirectamente incurren en excomunión automática?

¿No hubiera constituido esto, además de un llamado a los católicos que ignoran esta verdad, un homenaje a todos aquellos médicos que hasta afrontan penas de cárcel por negarse a cumplir leyes inicuas de “salud reproductiva”? Y no estamos hablando de países en vías de desarrollo solamente, o de aquellos otros sumergidos, sino países desarrollados como los Estados Unidos de Norteamérica.

A continuación, un listado de los pecados con excomunión automática:

Reservados a la Sede Apostólica:
·       Profanación de la Eucaristía
·       Violencia física contra el Romano Pontífice
·       Ordenación de un obispo sin mandato apostólico
·       Atentado de ordenación sacerdotal de una mujer
·       Violación del sigilo sacramental
·       Absolución del cómplice en pecado torpe (sexto mandamiento)

Después, los siguientes delitos están reservados al obispo y también suponen la excomunión:
·       Apostasía, herejía, cisma
·       Aborto

En el número 19 se invita enfáticamente a los pecadores a “dejarse tocar el corazón: ¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida!”.
Sin embargo, resulta extraño que se mencione casi en forma única, solamente la corrupción causada por el dinero, la cual “con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres”.

Además de los pecados listados más arriba, vivimos en un mundo donde predominan ideas que describe magistralmente San Josemaría Escrivá de Balaguer: “Se rechaza la doctrina de los mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, se tergiversa el contenido de las bienaventuranzas poniéndolo en clave político-social: y el que se esfuerza por ser humilde, manso, limpio de corazón, es tratado como un ignorante o un atávico sostenedor de cosas pasadas. No se soporta el yugo de la castidad, y se inventan mil maneras de burlar los preceptos divinos de Cristo.[4]

Especialmente, los pecados contra el sexto mandamiento. En realidad, el sexto Mandamiento de la Ley de Dios supone la puesta en práctica de una serie de conductas que, de ser tenidas como propias, hacen caer en graves trasgresiones de la norma divina. Entre algunas cabe hacer mención de:

-La interrupción del acto generador.
-La incontinencia.
-Las relaciones sexuales prematrimoniales.
-Las acciones “iuxta naturam” y “contra naturam”.

Son “iuxta naturam” la fornicación, el adulterio y el incesto; son “contra naturam” la sodomía y la bestialidad.

-Toda acción sexual fuera de los cauces de la generación responsable.
-La lujuria.
-El adulterio.
-La prostitución.
-El homosexualismo.
-La masturbación.
-La violación.

Esto es lo que se lee todos los días en los periódicos y se ve en los noticieros de la televisión. Si son tan corrientes: ¿por qué no fueron mencionados?

En los números veinte y veintiuno se trata de las relaciones entre Justicia y Misericordia. Una sola frase sirve para mostrar el enfoque que se le ha dado a tan interesante tema: “la superación de la justicia en dirección hacia la misericordia”.

En el post anterior ya se ha hablado suficientemente acerca de cómo solamente Dios puede ser a la vez infinitamente justo e infinitamente misericordioso. Desear inclinar esa misteriosa balanza hacia la justicia, o como lo hacen los números de referencia, hacia la misericordia, es una falta de respeto hacia la naturaleza divina, a la cual sólo le cabe la alabanza.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE


[1] Véase: La filosofía  de  la  liberación:  historia, características,  vigencia  actual. J.C. Scannone. Online en: http://www.scielo.cl/pdf/tv/v50n1-2/art06.pdf
[3] Delitos contra la Fe, la moral y los sacramentos. Online: http://www.vatican.va/resources/resources_norme_sp.html
[4] Amar a la Iglesia, Epalsa, Madrid, 2002 (1ª, 1986)