sábado, 24 de septiembre de 2016

Comunicado de la Comisión Episcopal Argentina con respecto al caso de las Carmelitas




En relación a lo acontecido en el Monasterio de Nogoyá:


En las últimas semanas han circulado noticias y comentarios respecto de la investigación penal que involucra al monasterio de monjas carmelitas de la ciudad de Nogoyá (Entre Ríos). Consideramos oportuno decir una palabra al respecto.
En primer lugar, queremos dejar en claro que la Iglesia Católica no busca ningún privilegio frente a la legítima acción del Estado en la investigación y sanción de los delitos que puedan cometerse en cualquier ámbito. Si efectivamente se hubieran cometidos delitos, la Iglesia es la primera interesada en que se haga justicia.
Pero en este caso concreto llamó la atención el modo de proceder de las autoridades intervinientes. No había ni hay ningún motivo para presumir que un monasterio conocido y de extendida presencia necesitara ser allanado de ese modo. Esa forma de actuar, que sería igualmente poco adecuada en una casa de familia, ofende especialmente a la consideración que merece una casa de oración legítimamente constituida, y al sentimiento religioso de la comunidad católica.
La forma de vida de las monjas contemplativas, que se dedican a la oración y el trabajo silencioso, puede ser difícil de comprender en nuestro tiempo. Queremos reafirmar la especial estima, valoración y agradecimiento que los obispos y el Pueblo de Dios tenemos hacia la vida religiosa contemplativa. Se trata de un testimonio luminoso que nos ayuda a descubrir la presencia de Dios. Los monasterios son lugares de oración y de paz, que hacen mucho bien a la Iglesia y a la misma sociedad.
Esperamos que la Justicia se expida con prontitud, que lo haga en base a elementos objetivos y respetando en toda su amplitud la legislación vigente y la libertad religiosa de las personas y de la Iglesia misma. Acompañamos al obispo del lugar y exhortamos a los fieles a unirse en oración por todos quienes ejercen un grado de autoridad en este caso, para que lo hagan con los necesarios recaudos jurídicos que requiere un hecho que presenta instancias canónicas que deben ser tenidas en cuenta.+


(Al respecto, léase también el post anterior que reproduce la editorial del periódico "La Nación")

El caso del monasterio de las Carmelitas de Nogoyá, Entre Ríos

Texto completo de la editorial del matutino "La Nación" del día 24 de septiembre de 2016

La libertad religiosa y la Justicia

Es necesario respetar la vocación por una vida monástica, evitando caer en actitudes ofensivas o escandalosas que distorsionen su recta intención.
A causa de la publicación de una investigación periodística que recoge el testimonio de familiares y ex monjas que denunciaban supuestas torturas, la Justicia ordenó, semanas atrás, el allanamiento del Convento de las Carmelitas Descalzas en Nogoyá, Entre Ríos. El operativo policial, a todas luces desproporcionado, incluyó patrulleros que rodearon la manzana y la asistencia de 50 efectivos pertrechados con cascos y armas que forzaron la puerta para ingresar en el convento ante el estupor de 17 mujeres que transcurren allí en vida de clausura.
En el contexto de la investigación y para garantizar la transparencia de las actuaciones, el juez Gustavo Acosta ordenó el desplazamiento de la superiora, imputada por privación ilegítima de la libertad y reducción a la servidumbre. El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, deberá decidir sobre el futuro inmediato de la religiosa.
La Sociedad Argentina de Derecho Canónico dio a conocer un comunicado en el que destaca que la forma en que procedió la Justicia atenta contra la libertad religiosa, pues allanó un monasterio autónomo y con personería jurídica, regido por el derecho pontificio. A un mes de los hechos, la cúpula del Episcopado también criticó el procedimiento y pidió a la Justicia que "respete la libertad religiosa", y aclaró que la Iglesia Católica no busca ningún privilegio frente a la legítima acción del Estado ante eventuales delitos. En el entendimiento de que no hubo ni hay motivos para allanar del modo en que se lo hizo una casa de oración legítimamente constituida, reafirmaron el valor de la vida religiosa contemplativa y pidieron que la Justicia se expida con prontitud en un hecho "que presenta instancias canónicas que deben ser tenidas en cuenta".
La respuesta vocacional al llamado de Dios a la vida consagrada es un acto de libertad. Durante siglos, muchos de los santos y mártires que la grey católica venera adoptaron distintas formas severas de penitencia, convencidos de que los conducían a la salvación, junto con la disciplina y el ayuno, entre otras prácticas. No se puede, de ninguna manera, asimilar la tortura a la penitencia.
Ciertamente, como tantas otras elecciones de vida, resultan de muy difícil comprensión para muchos. ¿Cómo no cuestionar si prácticas que incluyen elementos para infligir dolor al cuerpo, como el cilicio o la mordaza, que nos llegan desde la antigüedad y que fueron frecuentes en la Edad Media, reportan algún beneficio cuando no se comparte la espiritualidad sobre la cual se sustenta su uso? Pero si son fruto de la libertad de elección, como un acto personalísimo de un adulto, debería respetarse de no mediar imposición o coacción que ponga en duda la existencia de un delito tipificado en el Código Penal.
La milenaria vocación por una vida monástica demanda respeto. Sería deseable que la intervención judicial ante los hechos evite caer en actitudes ofensivas o escandalosas que distorsionen su recta intención. Las reglas propias de una comunidad como la referida no encubren o encierran delito alguno. Por eso mismo, ante la duda, está muy bien que se investigue.
La plataforma Citizengo abrió la recepción de apoyos para una moción que exige al fiscal que interviene en el caso el respeto a la libertad religiosa, destacando que las monjas que aún permanecen en el convento afirman que nunca se han sentido coartadas en su libertad como se desprende de un video que han subido a Facebook.
Como en tantos otros terrenos, el límite parece cuanto menos difuso y claramente plantea cuestiones de conciencia. La libertad religiosa, como cualquier otra, debe defenderse siempre. Algo no estaría funcionando bien si ésta se viera penalizada sin las pruebas incontrastables que surjan de una investigación seria e independiente.
Está visto que, para muchos, algunas acciones pueden resultar incomprensibles y arcaicas, pero no por ello se las puede criminalizar ni condenar, mucho menos antes de comprobar la existencia fehaciente de un delito. De lo contrario se incurriría en una forma de persecución religiosa.

lunes, 4 de abril de 2016

La Anunciación: Fe absoluta.

De un mail recibido:
Los católicos, en el trajinar de los días, y preocupados por cumplir con las prácticas religiosas, nos podemos olvidar del corazón de nuestra religión que es la fe. Tengamos presente que la fe es lo que da valor a nuestras obras.
El Señor en el Evangelio premia la fe de los que acuden a Él para pedirle algo.
¿Qué podría pasar en nuestra vida y en las vidas de quienes amamos, si tuviéramos una fe absoluta en Dios?
¿Qué ocurriría si creyéramos en Dios contra toda esperanza, a pesar de las apariencias, e incluso de los hechos consumados?
Sería una fe de “locos”, ¡pero cuánto ama el Señor esta fe ciega y enloquecida! Los premios que da el Señor a quien tiene una fe de esta magnitud, son tan desmesurados, que vale la pena hacer el intento de alcanzar dicha fe.
Porque la fe es un don de Dios, es una virtud teologal que nos infunde Dios en el alma en el momento del bautismo. Pero nosotros debemos acrecentar esa fe y es también la fe una respuesta personal que damos nosotros, que “queremos” dar, y ahí ya depende de nosotros.
Entonces hagamos el propósito, a partir de hoy mismo, de tener esta fe que cree en la bondad de Dios y en su Providencia amorosa, a pesar de todo lo que vemos mal, de todo lo que, incluso, parece ya terminado, perdido para siempre, liquidado, e imposible.
Nos puede ayudar a tener esta fe, recordar aquellas palabras que el Ángel Gabriel le comunicó a María Santísima: “No hay nada imposible para Dios”. Que se nos grabe esta frase, esta Verdad, en lo más hondo de nuestro corazón, en nuestra alma, en nuestra mente, y actuemos en consecuencia, y recemos influenciados por esta frase, por esta verdad.
A los católicos nos falta fe. Y quien lo ponga en duda, que mire las iglesias y los Sagrarios, solitarios ambos. Si hubiera fe, no dejaríamos tan solo al Señor Sacramentado, y las funciones litúrgicas estarían abarrotadas de gente.
Aumentemos nuestra fe, porque de ello depende todo lo que nos suceda a nosotros y a quienes amamos, y también al mundo entero, en el tiempo y en la eternidad.

 "Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud".
(Santa Teresa de Lisieux)

martes, 29 de marzo de 2016

DEFENDAMOS AL VATICANO EN LAS NACIONES UNIDAS

Puede ver la página original en el siguiente enlace:  http://defendtheholysee.org/es/por-que/

La Santa Sede está siendo objeto de renovados ataques por parte de poderosas fuerzas que intentan silenciar la voz del Vaticano en las Naciones Unidas. El Vaticano es Estado Observador de la ONU, lo cual le permite negociar documentos, detener el derecho al aborto y muchas otras cosas.
Estas fuerzas que quieren al Vaticano fuera de la ONU incluyen a las organizaciones no gubernamentales más poderosas del mundo, entre ellas la Federación Internacional de Planificación de la Familia, Marie Stopes International, el Centro de Derechos Reproductivos y el Consejo de Información y Educación de la Sexualidad de los Estados Unidos (SIECUS, por sus siglas en inglés).
La campaña «See Change» para echar al Vaticano de la ONU es encabezada por una agrupación que se autodenomina «Catholics» for Choice, antes dirigida por la exreligiosa proabortista Frances Kissling. Esta agrupación ha sido condenada en reiteradas ocasiones por obispos y conferencias episcopales de todo el mundo.
Su objetivo es acallar la voz moral de la ONU. Los riesgos no pueden ser mayores. Si echan al Vaticano de la ONU, el aborto podría convertirse en derecho humano universal, podría redefinirse que el matrimonio entre un hombre y una mujer no existe y el estilo de control demográfico de la ONU se impondría en las familias de todo el mundo.
Se necesita su ayuda ahora mismo. Necesitamos su firma aquí (haga click en el enlace)

domingo, 7 de febrero de 2016

Mensaje de una religiosa

La vida es una prueba.
Muchos en estos tiempos buscan el realizarse en la vida. Pero olvidan muy a menudo de que la vida sobre la tierra es un tiempo de prueba, como una antesala de lo que será ya para siempre: Cielo o Infierno. Y así muchos, engañados, quieren tener éxito en este mundo, sin pensar en el más allá, y tomando esta existencia en la Tierra como lo único que existe y cuenta.
¡Qué engaño tiende el demonio a los hombres, de modo que les hace creer que la felicidad está en este mundo!
Pero a veces sucede que llega la tribulación, la pérdida de un ser querido o una desgracia, y entonces quien nunca pensó en el más allá, cae en la cuenta de que este mundo es un valle de lágrimas y no puede anclarse en él ni hacer proyectos en él sin la perspectiva del otro mundo.
Por eso la Iglesia nos manda, como sabia Maestra, que trabajemos por mejorar lo más posible esta sociedad y este mundo, para que se haga más llevadera la prueba de la vida, y que todo ayude a vivir bien, preparándonos a dar el salto a la inmortalidad.
No nos debemos olvidar de este concepto de que la vida es prueba, porque podemos desanimarnos, y hasta desesperarnos, al ver que nuestra vida terrena es un fracaso, que hemos equivocado el camino, o que la fortuna nos ha tratado mal, y tantos otros sufrimientos que podemos tener. ¡No! ¡No es esta vida lo único ni mucho menos, sino que hay una eternidad, que será de felicidad perfecta si pasamos bien la prueba de la vida; o de horror sin fin, si no superamos la prueba!
Es bueno pensar en ello, porque parece mentira pero en estos tiempos casi ya no se medita en esta verdad, que era uno de los pilares en que meditaban los Santos, y por eso se hacían santos, porque consideraban y rumiaban la vanidad del mundo y de que todo pasa y sólo Dios y la eternidad permanecen.
No se trata de que tengamos que dejar el mundo e irnos de religiosos de clausura. Sino más bien el de dar a cada cosa su valor, y ver el mundo con los ojos de la fe, con los ojos de Dios, y que esta vida terrenal es como una antesala de lo que será ya permanente.
«Nada hay mejor que la oración y coloquio con Dios... a aquella oración que no se hace por rutina, sino de corazón».
San Juan Crisóstomo