jueves, 26 de diciembre de 2013

Navidad 2013

La Natividad del Señor no es una noche mágica y edulcorada: es el recuerdo del Emanuel, el Dios con nosotros: el niño que es la Vida y que sin embargo, nació para morir.
El, verdadero Dios y verdadero hombre, murió por nosotros, y con su muerte y resurrección  redimió al género humano y venció al príncipe de este mundo.
Tal nuestra Fe. Y de la Fe al testimonio existe un corto trecho. Quizás por ello al día siguiente de Navidad se conmemora a San Esteban, protomártir cristiano. Pues martirio y testimonio tienen un mismo significado.
Recordemos que nunca ha habido tantos mártires como en nuestra época; cada día, cada año la lista se acrecienta. ¡Pero estemos alegres y prestos, pues la sangre del martirio está probada de ser fecunda!
¡Que el Niño Dios nos traiga una Fe renovada para el año 2014!
Una Fe grande y profunda, como una cruz indeleble que resalte en nuestras frentes, y que sea a prueba de los acontecimientos del siglo.



sábado, 23 de noviembre de 2013

Fiesta de Cristo Rey: el Pantocrator

Cuando los Magos de Oriente adoraron al Divino Niño, lo reconocieron como Dios a quien ofrecían incienso, como hombre al que habría que ungir con mirra, y como rey al que destinaban el símbolo por excelencia de la realeza, el oro.

Sin embargo, muchos coetáneos que estarían dispuestos a ofrecerle los dos primeros dones, le niegan el último porque se han olvidado de que es Rey.

Pero Jesucristo, de quien fue figura David, lo es; un rey de cuyo reinado tenemos necesidad, como dijo San Pablo: "Es necesario que Cristo reine" (1 Cor 15,25). Un rey que debe ejercer su soberanía tanto en el ámbito privado como en el público.

Él, como Verdad Encarnada, quiere reinar sobre nuestra inteligencia ordenándola hacia Sí. Quiere reinar sobre nuestra voluntad para que marche al unísono con la suya. Quiere reinar sobre nuestros afectos hasta unirlos consigo en una relación esponsalicia.
Quiere ser, en definitiva, rey de nuestros corazones hasta que, no habiendo ya en nuestra alma región pagana alguna, podamos decir: "No vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20)

Y como sería absurdo esconder esta reyecía dentro de nosotros, debemos proyectarla para que ordene la sociedad civil.
Él debe reinar en la familia, en la cultura y también en la política, porque difícilmente pueda existir Su Realeza Social sin un gobierno que lo reconozca como tal.

Hubo un tiempo, la Cristiandad, en que los hombres llevaron al Señor los tres dones. Pero junto al grito de San Pablo "Es necesario que Cristo reine", hay en el Evangelio este otro: "No queremos que éste reine sobre nosotros" (Lc. 19, 14); y sobre ellos se han vertebrado dos ciudades que dan sentido teológico a la historia.

Así la revolución anticristiana que comenzó a finales de la Edad Media, primero negando la Iglesia, luego a Cristo como Dios, luego a Dios mismo, para llegar al estado actual de postcristiandad en que se pretende derribar el postrer obstáculo que nos separa del Anticristo, a saber: erradicar a Cristo del último lugar en que se haya arrinconado: el corazón de los buenos.
 
Este es el Neoprogresismo.

Pero aunque esta campaña parezca ser tan generalizada y dramática que alcanzamos a verla dentro mismo de la Iglesia, no desfallezcamos; al contrario, invitemos al Señor a poner su trono real en nuestra alma, prometámosle combatir por su realeza sin abdicaciones y recordemos:

Es preciso restaurar todo en Cristo

domingo, 20 de octubre de 2013

Para un Día de la Madre...

¡María es mi madre!
Bajo su manto me amparo,
con sus frutos me alimento,
con el Pan eucarístico que me proporciona.

¡Ella es mi madre! 
Me arrojo en sus brazos y ella me estrecha contra su corazón.
La escucho y su palabra me instruye.
La miro y su belleza me alumbra: ¡es mi madre!

Si estoy débil me sostiene, la invoco y su bondad me atiende.
Si enfermo me sana, si muerto por el pecado,
me da la vida de la gracia.

¡Ella es mi madre! 
En la lucha me socorre, en la tentación me auxilia,
en la angustia me consuela, en el trabajo me sostiene,
en la agonía me acompaña.

¡Ella es mi madre! 
Cuando voy a Jesús, me conduce.
cuando llego a sus pies, me presenta,
cuando le pido favores me protege.

¡Ella es mi madre! 
Si soy constante en mi súplica, me escucha.
Si la visito, me atiende.
En la vida me guía al cielo, y en la muerte
recibo de sus manos la eterna corona

¡Ella es mi madre! 
¡Qué buena es María, qué dulce y hermosa es!
¡Ella es mi madre!


sábado, 21 de septiembre de 2013

Para un 24 de septiembre...


San Miguel de Tucumán, fue fundada por don Diego de Villarroel en 1565, pero el día de Nuestra Señora de las Mercedes de 1685 fue trasladada al sitio actual.
El Cabildo en 1687 nombró a Nuestra Señora de las Mercedes como Patrona y Abogada de la ciudad, por los muchos favores que la Virgen dispensó a los tucumanos.
La victoria argentina en la batalla de Tucumán del 24 de septiembre de 1812, es acreditada a Nuestra Señora de las Mercedes. En ella se decidió la suerte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los españoles eran unos tres mil y los argentinos apenas mil ochocientos. Manuel del Corazón de Jesús Belgrano, el general argentino, puso su confianza en Dios y en Nuestra Señora de las Mercedes, a quien eligió por Patrona de su Ejército.
En la mañana del 24 de septiembre de 1812, día del combate, el general Belgrano estuvo orando largo rato ante el altar de la Virgen. El ejército argentino obtuvo la victoria. En el parte que transmitió al Gobierno, Belgrano hizo resaltar que la victoria se obtuvo el día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección se habían puesto las tropas.
El parte dice textualmente: 'La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos ".
El general Belgrano puso en manos de la imagen de la Virgen su bastón de mando. La entrega se efectuó durante una solemne procesión con todo el ejército, que terminó en el Campo de las Carreras, donde se había librado la batalla.
Belgrano se dirigió hacia las andas en que era conducida la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, y le entregó el bastón que llevaba, poniéndolo en las manos de la Virgen y proclamándola como Generala del Ejército.
Al tener conocimiento de estos actos de devoción las religiosas de Buenos Aires, remitieron a Belgrano cuatro mil escapularios de Nuestra Señora de la Merced para que los distribuyera a las tropas. El batallón de Tucuman se congregó antes de partir rumbo a Salta, frente al atrio del templo de Merced, donde se les entregaron los escapularios, tanto los jefes como oficiales y tropas los colocaron sobre sus uniformes.
El 20 de febrero de 1813 los argentinos que buscaban su independencia se enfrentaron nuevamente con los españoles en Salta. Antes de entrar en combate, Belgrano recordó a sus tropas el poder y valimiento de María Santísima y les exhortó a poner en Ella su confianza. Formuló también el voto de ofrendarle los trofeos de la victoria si por su intercesión la obtenía.
Con la ayuda de la Madre de Dios vencieron nuevamente a los españoles, y de las cinco banderas que cayeron en poder de Belgrano, una la destinó a Nuestra Señora de las Mercedes de Tucumán, dos a la Virgen de Luján y dos a la Catedral de Buenos Aires.
Al cumplirse el centenario de la batalla y victoria de Tucumán, la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes fue coronada solemnemente, en nombre del Papa San Pio X, en 1912.
El 22 de junio de 1943, el entonces Presidente de la República, General Pedro P. Ramírez, por decreto aprobado el día anterior con sus ministros, dispuso por el artículo 1ro.:
"Quedan reconocidas con el grado de Generala del Ejército Argentino: la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes, y la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen".
Los artículos 2,3 y 5 se refieren a la imposición de la banda y faja que corresponde a los generales de la nación. El gobierno Argentino proclamó así, solemnemente, ante el mundo, su religiosidad.
¡Quiera Dios suscitar entre nosotros militares y gobernantes piadosos, observantes de los preceptos de la Santa Religión, cuya gestión quede marcada por la vocación de servicio a sus compatriotas!


Oración
Madre nuestra de la Merced
Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros pecados y en ti, oh Madre celestial, ponemos nuestra esperanza. Virgen excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados y oprimidos, fortalece a los cautivos por el nombre de tu Hijo, consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los Obispos, por los Sacerdotes. Por todos aquellos que soportan el peso de las cadenas, materiales o espirituales; conforta a los mártires en el momento supremo; que experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden a ti, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos si es la voluntad del Padre. Ruega sin cesar por todo el pueblo cristiano, en especial por la patria argentina, tú oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

martes, 30 de abril de 2013

Benedicto XVI, el peregrino que estorbaba a muchos.


Interesante homilía del afamado Padre Santiago Martín, español, de la Orden de los Franciscanos de María, quien es el único que hasta ahora ha tenido el valor de sacar a la luz la verdad sobre el porqué de la renuncia del Papa emérito…de la cual hay culpables dentro y fuera de la Iglesia, pero que al fin y al cabo, todos, quizás por omisión también lo somos.
 
Esta prédica fue filmada en una Iglesia en España. Miren este video para la reflexión.
 
Ahora que el Vicario de Cristo en la tierra es Su Santidad Francisco, los relativistas de siempre, los partidarios de la teología de la liberación con contenidos marxistas (Leonardo Boff se restriega las manos), los medios de comunicación masiva en donde escriben supuestos expertos en cuestiones católicas, que en realidad odian a la verdadera Iglesia de Cristo, y a menudo pertenecen a otras religiones; todos comienzan por adjudicarle al Papa  cosas que nunca dijo.
Cuando el Papa deba salir nuevamente en defensa de la vida por nacer y en contra del aborto que promueven los grandes centros mundiales del poder, ya escucharán en la TV que a pesar de su gran sonrisa, este hombre no es tan simpático; que no se parece a San Francisco, que es más de lo mismo.
Presten atención a su pedido desde el primer día de su pontificado: "os pido que rueguen por mí"  
 
 

sábado, 16 de marzo de 2013

Francisco: el peregrino de la humildad


Apenas comienza su Pontificado, sobresalen algunas cualidades de su Santidad Francisco: austeridad, humildad, convicciones firmes, su opción por los pobres y marginados, su gusto por las obras de misericordia; su devoción por Nuestra Señora.
Se presentó como Obispo de Roma cuando saludó por primera vez, subrayando la idea "primus inter pares".
Y dijo también "se fueron a buscar un obispo a los confines del mundo".
Es un peregrino que goza de la simpatía de la Iglesia peregrina. Pero...pero como no podía ser de otra manera, y salvando las distancias, le está ocurriendo lo mismo que al Señor Jesús: saquen sus conclusiones:

"Jesús nos ha advertido muchas veces que debemos ser personas de fe, y que la fe es la llave que abre todos los tesoros de su Corazón.

En el Evangelio nos va a decir lo mismo, pero de una manera del todo inesperada. Diríamos que lo va a hacer presentándonos un cuadro a contra luz.

Quiere llevar el mensaje de la salvación a un puesto muy querido --¡y tan querido, como es su pueblo de Nazaret!--, pero la incredulidad de sus paisanos va a cerrar todas las puertas a la generosidad de ese su Corazón, tan delicado y sensible.

Jesús llegó a Nazaret acompañado de sus discípulos. El carpintero de antes, el trabajador de los campos, el muchacho bueno y amigo de todos, viene ahora como una persona importante, pues su enseñanza, sus milagros, su fama por toda Palestina hacen de Él un personaje fuera de serie. Jesús, sin embargo, sigue tan humilde y sencillo como antes.

Al llegar el sábado se presenta en la sinagoga como lo había hecho siempre. Aunque ahora lo hace no para escuchar, sino para tomar la palabra y enseñar. Y lo hace tan bien, con tanta gracia y sabiduría, que todos se quedan pasmados.

Vienen entonces los comentarios obligados.
Para unos, este Jesús es algo extraordinario:
- ¿De dónde tanto conocimiento? ¡Pero, cómo domina la Escritura! Y esos milagros que dicen ha hecho en Cafarnaúm y en otras partes... Dios está seguramente con Él.

Otros, sin embargo, se escandalizan y siembran la cizaña entre el auditorio:
- Pero, ¿no es éste el carpintero, el hijo de María? ¿Y no están entre nosotros todos sus parientes? ¿Cómo le vamos a hacer caso?

Jesús se ve aquí como un signo de contradicción. Unos que sí, otros que no... Y con cara triste les asegura a sus paisanos:
- Un profeta no es despreciado sino en su patria, entre sus parientes y en su propia casa.

Así y todo, aún se dignó imponer la mano sobre algunos enfermos y curarlos, porque el corazón amaba siempre. Pero también manifestó sus sentimientos íntimos:
- Me maravilla vuestra incredulidad. Quisiera haberos ayudado más, pero no puedo ante vuestra falta de fe...

Y no tuvo Jesús más remedio que asumir semejante fracaso y marcharse a predicar por los otros pueblos y aldeas.

Al leer este pasaje del Evangelio nos topamos con el problema de la incredulidad y del rechazo de Dios, que es un pecado tan frecuentemente denunciado en la Biblia". 


¡Quiera Dios que los argentinos sepamos discernir entre la "argentinidad" del Papa Francisco y su prédica espiritual y universal! 
Quiera Dios iluminar nuestro camino de peregrinos a través de éste su nuevo servidor: "Siervo de los siervos de Dios".

lunes, 11 de marzo de 2013

Los peregrinos de la púrpura


Desde hoy, martes 12 de marzo de 2013, la peregrinación de los cristianos, solidarios con los Cardenales Electores, pasa por la capilla Palatina, mejor conocida como Sixtina.


De entre aquellos peregrinos surgirá la mano que empuñará el timón de la barca: no deberá temblar para navegar mar adentro.

Hagamos nuestro el antiguo himno "Veni creator spiritus" y espiritualmente, marchemos unidos con alegría , fe y esperanza.

Después de todo, ya fuimos advertidos: "Y sabed que YO estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,16-20)

martes, 5 de marzo de 2013

Un Peregrino más

Luego de que el Santo Padre renunciara al ministerio petrino, dijo claramente: "ahora soy un peregrino más".
Querido Papa Emérito: no eres un peregrino cualquiera.
Aunque hayas tomado un recodo del camino y no te veamos más caminar delante nuestro hacia la Tierra de los Vivientes; aunque extrañemos enormemente tu figura frágil y tu voluntad de hierro, no, no lo eres.
Aunque ya no tengamos la oportunidad de orientarnos mediante tu discernimiento de teólogo eminente, y ya no experimentemos la cotidiana humildad que trasuntaban todos los actos de tu pontificado, nos queda la luz que proyecta la lámpara de tus escritos, de tus discursos, de tus inspirados libros acerca de Nuestro Señor Jesucristo.
Y por cierto, desde el resto de tu terrena peregrinación, nos queda el recurso poderoso de tu oración constante por la Iglesia, haciendo crecer el Reino de Dios entre nosotros.
Adiós, peregrino: llevas intacta en esta etapa final de tu camino tu nombre,  tu honra y tu esperanza.
Sin duda al término de tu peregrinar te espera nuestra Madre para conducirte a los pies del Señor y entregarte la eterna corona de los justos.

domingo, 6 de enero de 2013

Noche de Epifanía

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Siendo Peregrinos, sigamos a los magos
Levantémonos, siguiendo el ejemplo de los magos. Dejemos que el mundo se desconcierte; nosotros corramos hacia dónde está el niño. Que los reyes y los pueblos, que los crueles tiranos se esfuercen en embarrarnos el camino, poco importa. No dejemos que se enfríe nuestro ardor. Venzamos todos los males que nos acechan. Si los magos no hubiesen visto al niño no habrían podido escaparse de las amenazas del rey Herodes. Antes de poder contemplarlo, llenos de gozo, tuvieron que vencer el miedo, los peligros, las turbaciones. Después de adorar al niño, la calma y la seguridad colmaron sus almas...

¡Dejad, pues, vosotros también, la ciudad sumida en el desorden, dejad al déspota comido por la crueldad, dejad las riquezas del mundo, y venid a Belén, la casa del pan espiritual! Si sois pastores, venid y veréis al niño en el establo. Si sois reyes y no venís, vuestra púrpura no os servirá de nada. Si sois magos, no importa, no es impedimento con tal que vengáis para presentar vuestra veneración y no para aplastar al Hijo del Hombre. Acercaos con espanto y alegría, dos sentimientos que no se excluyen...

¡Postrándonos, soltemos lo que retienen nuestras manos! Si tenemos oro, entreguémoslo sin demora, no rehuyamos darlo...Unos extranjeros emprendieron un tan largo viaje para contemplar a este niño recién nacido. ¿Qué excusa tenéis para vuestra conducta, vosotros, que os echáis atrás ante el corto camino de ir a visitar al enfermo a al prisionero? Ellos ofrecieron oro. Vosotros dais pan con harta tacañería. Ellos vieron la estrella y su corazón se llenó de alegría. Vosotros veis a Cristo en una tierra extranjera, desnudo ¿y no os conmueve?

De San Juan Crisóstomo (c.345- 407), presbítero en Antioquia, obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia, Padre de la Iglesia Oriental