domingo, 20 de octubre de 2013

Para un Día de la Madre...

¡María es mi madre!
Bajo su manto me amparo,
con sus frutos me alimento,
con el Pan eucarístico que me proporciona.

¡Ella es mi madre! 
Me arrojo en sus brazos y ella me estrecha contra su corazón.
La escucho y su palabra me instruye.
La miro y su belleza me alumbra: ¡es mi madre!

Si estoy débil me sostiene, la invoco y su bondad me atiende.
Si enfermo me sana, si muerto por el pecado,
me da la vida de la gracia.

¡Ella es mi madre! 
En la lucha me socorre, en la tentación me auxilia,
en la angustia me consuela, en el trabajo me sostiene,
en la agonía me acompaña.

¡Ella es mi madre! 
Cuando voy a Jesús, me conduce.
cuando llego a sus pies, me presenta,
cuando le pido favores me protege.

¡Ella es mi madre! 
Si soy constante en mi súplica, me escucha.
Si la visito, me atiende.
En la vida me guía al cielo, y en la muerte
recibo de sus manos la eterna corona

¡Ella es mi madre! 
¡Qué buena es María, qué dulce y hermosa es!
¡Ella es mi madre!


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