Más que nunca tenemos necesidad de entender esta palabra de Cristo
Resucitado: “¡No tengáis miedo!” Es una necesidad para el hombre de
hoy… que no cesa de tener miedo en su fuero interno y no sin razón… Es
igualmente una necesidad para todos los pueblos y todas las naciones del mundo
entero. Es necesario que, en la conciencia de cada ser humano, se fortifique
la certeza de que existe Alguien que tiene en sus manos el futuro del mundo
que pasa, Alguien que guarda las llaves de la muerte y de los abismos (Ap
1,18), Alguien que es el Alfa y la Omega de la historia del hombre (Ap 22,13),
ya sea individual o colectiva; y sobre todo la certeza de que este Alguien es
Amor, el Amor hecho hombre, el Amor crucificado y resucitado, el Amor siempre
presente en medio de los hombres. Él es el Amor eucarístico. Es fuente
inagotable de comunión. Es el único a quien podemos creer sin la más
mínima reserva cuando nos pide: “¡No tengáis miedo!”
San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Cruzando El Umbral de la Esperanza, "Para no tener miedo"
Cruzando El Umbral de la Esperanza, "Para no tener miedo"
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