domingo, 3 de octubre de 2010

Peregrinación y Prueba

Hoy, 3 de octubre, se ha realizado la peregrinación anual de la Arquidiócesis de Buenos Aires hasta el santuario de Nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina, distante unos 50 kilómetros.
Más de un millón de personas lo ha hecho a pie, como todos los años.

Un rebaño, una grey impresionante de cientos de cuadras abigarradas, de personas que van a pedir, a dar gracias, a ver a su Madre. Tienen al Buen Pastor y un Soplo los acompaña: el Espíritu Santo.
Por supuesto que entre tantas personas los hay de todo tipo y devoción. Fe sociológica; auténtica piedad, igualmente para todo peregrino, la meta es lo trascendente, lo inexplicable en términos puramente humanos. Se mueven hacia una meta que no comprenden muy bien, pero a la cual es necesario llegar. Es el encontrar el non plus ultra de toda persona. Esto sólo hace valer el cansancio y las llagas de cualquiera de ellos. Quizás alguno recuerde a Vito Dumas, quien escribió: “debo avanzar; debo avanzar siempre”.

Janus Coeli. Al cielo por María, ella cobija y protege a la Nación de extravíos y tiempos adversos como el presente. Argentina Católica. Reserva del mundo. Finis terrae.

Como pone muy bien el título de este blog, yo también soy un Peregrino. Pero podría decirse que lo soy en solitario, y que peregrino diariamente, no una vez por año.
La meta resulta ser la misma, pero distinta. Yo viajo conscientemente hacia la Morada de los Vivientes, adonde me aguarda el REY. Él es un Dios de Vivos, como lo dejó muy claro, no de muertos. Tengo presente que para arribar a mi destino, debo pasar por oscuras quebradas, y aceptar un tránsito sombrío que todos quieren evitar o al menos dilatar: la muerte.
Llevo en mi alforja un alimento diario: la eucaristía. Y en forma paradojal, es este alimento diario el que además de darme un sustento espiritual y físico, me permite estar unido a toda la Iglesia peregrina. Es así que aún desde mi vocación de solitario, que puedo exclamar: todo hombre es mi hermano (S.S. Pablo VI , 1971).

Hermanos que han marchado a Luján: sepan que en este tiempo de leyes contrarias al Derecho Natural, de asesinatos de Santos Inocentes sin castigo, y demolición gramsciana de la cultura y valores, su esfuerzo, y sobre todo su anhelo no se verán defraudados.

La Argentina será fiel a su estirpe y a su legado, y bajo el manto de María será preservada, por los méritos de Nuestro Señor y de la sangre inocente que corre ya como en un riego, una aspersión misteriosa y profunda.

Argentina: ¡canta y camina! Está llegando la hora de la Prueba: acéptala con alegría.

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